Las cosas claras: Que tus empleados sepan qué se requiere de ellos.
¿Sabes qué es terrible? Empezar un trabajo y no saber exactamente qué es lo que se requiere de ti. ¿Peor aún? Ir ya un buen tiempo en ese trabajo y aún no tener enteramente claro qué es lo que tus empleadores esperan de tu desempeño. Suena ilógico, lo sabemos, pero según un reporte de Gallup publicado en octubre, casi la mitad de los empleados no tienen un entendimiento claro de lo que se espera de ellos en el trabajo.
Sería muy fácil culpar a los empleados, decir que todo se solucionaría rápido si ellos hicieran esa simple pregunta, pero la data del reporte indica, de hecho, que quienes podrían fácilmente cambiar las cosas son los jefes. Sólo el 32% de los empleados, después de todo, creían que sus gerentes los ayudaban a establecer objetivos de desempeño. Y esa es, en realidad, la parte más vital del trabajo de un gerente: establecer expectativas claras, metas que deben ser cumplidas con ayuda suya.
Si esas expectativas quedan claras, tan sólo piensen en el tiempo ahorrado en empleados que no saben qué tienen que hacer y la iniciativa que se propagaría una vez que ese deje de ser el caso. Es un “win-win” por donde lo vean; si el empleado sabe qué se espera de él, entonces va a trabajar más duro que nunca en cumplir sus responsabilidades, mientras que si el gerente se dedica a ofrecer esa ayuda inicial, probablemente va a ahorrarse varios problemas después.
Suena completamente elemental, pero comunicar esos objetivos de manera clara y (sobre todo) realista es lo primero que se debería hacer y parece ser algo que muchas empresas están dejando de lado. Sí, probablemente existe un gran documento formal con la misión de la empresa, pero no sería muy difícil despegarnos de la computadora y los manuales para tener una conversación real para expresar esos objetivos. Los empleadores nunca deberían asumir que sus empleados saben todo, deberían sentarse con ellos y comunicarles cómo su trabajo se alinea con esa gran misión, presentándoles metas que los desafíen pero que sean accesibles.
Esa claridad, además, debe ir de la mano con una relación personal con el empleado, con un flujo de feedback real que le deje saber cómo está contribuyendo a la empresa, reconociendo los buenos resultados y, así, fomentando su dedicación. Parte de eso viene con comunicarles que así como deben cumplir con sus expectativas para mantener su puesto, si las logran de manera eficiente van a poder seguir escalando en la empresa.
La claridad en ese último tema también es vital. Una encuesta publicada en agosto demostró que el 60% de los departamentos de Recursos Humanos creen que sus empresas le proveen a sus empleados una clara trayectoria. Dejando de lado que ese número debería estar bastante más cerca al 100%, consideren que la cifra caía a un 36% cuando eran los empleados quienes eran preguntados si eso era cierto. Que la claridad de las expectativas venga, también, con el saber qué puede ocurrir al cumplirlas.
Los gerentes deben empezar a pensar de esa manera. Su trabajo, después de todo, no es sólo pensar en sus propias metas profesionales, sino en las de sus empleados. Proveerles expectativas y objetivos claros, reconocer su trabajo y ayudarlos a alcanzar el éxito que podría llevarlos a un mejor puesto. Si suena simple es porque debería serlo.